domingo, 14 de noviembre de 2010

¿Cómo aceptar el echo de tener una enfermedad terminal?

Morir de una enfermedad terminal supone sufrimiento, deterioro progresivo, dolor y cambios profundos en el bienestar general de la persona. El proceso puede tomar solamente días o semanas o puede durar años. Uno de los factores que afecta seriamente a la manera como la persona enferma y su familia se adaptan a la enfermedad terminal es la edad de la víctima. En cualquier situación, adaptarse supone dosis elevadas de ansiedad y de estrés, que, normalmente, pueden ser enfrentadas apelando a distintos factores psicosociales capaces de modificar su impacto sobre el individuo
De un modo u otro,el enfermo y sus familiares más próximos se las arreglan para lograr una adaptación razonablemente buena a la nueva condición de enfermedad a la que se ven sometidos . Al empeorar la esta condición y alcanzar la enfermedad las etapas terminales, nuevas crisis emergen y se requiere con urgencia enfoques nuevos para lidiar con el problema. Cuando el enfermo es una persona de edad avanzada el shock pareciera ser menor ya que una persona anciana va sufriendo un deterioro progresivo a lo largo de los años . No ocurre lo mismo entre los niños, la gente joven y de mediana edad, quienes siempre esperan la recuperación en medio de una gran ansiedad.
Entre los adolescentes morir a consecuencia de una enfermedad terminal supone sentimientos de estar siendo tratado injustamente por la vida y la situación global suele ser analizada como carente de sentido. Comprender que van a perder la oportunidad de realizarse puede originar en ellos comportamientos emocionalmente complicados, generalmente envueltos en rabia, odio y temor extremos.


Kübler-Ross (1969) propone un modelo secuencial de cinco fases que, según ella, es seguido por la gente en trance de morir. La investigación posterior (Kalish 1985; Zisook y otros 1995) no apoya la creencia de que el proceso de ajustarse al acto de morir sigue la secuencia propuesta, pues en la mayoría de los casos las emociones y los patrones de ajuste fluctúan. El modelo de Kübler-Ross propone las siguientes fases:
Negación. -Frente al diagnóstico de la enfermedad y ante el pronóstico de muerte, la persona se rehusa a creer que el asunto tenga algo que ver con ella.
Rabia. -De pronto el paciente terminal se da cuenta de que su situación es realmente seria y se convierte en una persona llena de ira, echando la culpa de su situación a sí mismo, a la familia, la enfermera, el médico y a casi todo el mundo, Dios incluido.
Negociación.- En esta fase el enfermo intenta alterar de algún modo su condición por la vía de un acuerdo que, generalmente, se establece con Dios.
Depresión. -Ocurre cuando los acuerdos no alteran el panorama y las promesas no funcionan. Simultáneamente, el tiempo se acaba.
Aceptación.- Cuando el paciente permanece enfermo durante largo tiempo, seguramente logrará alcanzar esta última fase. Consiste en superar la depresión y aceptar la muerte de forma tranquila.

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